Arrastrado sin piedad por el vendaval de la nostalgia, todo sentimiento se desgarra como tristes hojas mustias; ya no escribes, ya no sientes, ya no extrañas... Tus promesas de amor, náufragas en el mar de mis angustias.
El final feliz del cuento de hadas habré de buscarlo en nueva jornada. Por fortuna, siempre esta vida mezquina nos presenta una nueva oportunidad.
Intentaré curar pronto mis heridas. Intentaré no cometer tu mismo error, de no abrazarme con locura, sin medida, al más sincero y hermoso amor.
Cómo habrás de explicar un sinsentido, si sabes tengo por bien conocido las eternas noches sin sueño; que el dolor tiene un único dueño: aquel que sufre la cruel desazón de no ver correspondido tanto amor.
Cómo habrás de explicarme que el problema es ese corazón de duros latidos que ha abandonado el hábito que tenía de amarme...
Si preguntan, diles que sin ti vivir no puedo, torturado por la ingratitud de tu ausencia; que el morir es una impensada alternativa, me sostiene este esperanzado deseo de que regreses a mí algún día...
En cada suspiro dejo deslizar por mis labios un sublime... etéreo... "Te Amo", intentando vanamente poder definir algo de todo lo que aún siento por ti.
(Fabián Ruiz)
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