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De: SILA4141 (Mensaje original) |
Enviado: 28/11/2015 17:06 |
TE VOLVISTES COMERCIANTE
Con mecánica experiencia, sabes cuándo alguna falla te hace desechar las piezas o la máquina completa. Dictaminas insensible si hay remedio o se elimina, como juez dueño de vida o quizá dueño de muerte. Cuando escucho tus palabras que tan frías salen de tí se me hiela el alma entera, siento compasión por tí. Te olvidaste que hace años prometiste al estudiar que sanarías lo posible, remediando las dolencias, Y cuando nada en tus manos pudieras ofrecer más, para un cuerpo que doliente pudiera hasta tí llegar, Entonces tú prometiste que consuelo brindarías hasta el último momento y ser humano serías. Ay amigo, siento pena, te volviste comerciante, te olvidaste que a tí llegan los humanos como tú, Que no es todo medicina, que no es todo cirugía, que tus manos también dan el alivio que se espera, Que tus palabras encierran la esperanza, el consuelo, el aliento y compasión o la muerte antes de tiempo para en quien en tí confió. Qué tristeza que yo siento, cuando pienso aconsejarte que cambies de profesión si olvidaste para siempre Que al final de este camino llegaremos hasta Dios, devolveremos los dones con que se nos proveyó, Presentaremos las manos, éstas con que trabajamos, y en ellas tendremos huellas de todo el bien que no hicimos, De todo lo que dijimos, de cuánto dolor sembramos, de todo aquél que matamos, Porque matar la esperanza es como matar la vida del que viene hoy hasta tí, es como acabar temprano contigo mismo mi hermano. Esta noche yo te invito, reflexiona, aún es tiempo, llena de amor tu trabajo, hazlo con el corazón, No te olvides que de pronto, porque la vida es así, puedes ser tú el paciente, y buscarás al mejor, Querrás sin duda uno bueno, uno de gran corazón, uno que te dé el alivio más allá de curación. |
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Ay amigo, siento pena, te volviste comerciante, te olvidaste que a tí llegan los humanos como tú, Que no es todo medicina, que no es todo cirugía, que tus manos también dan el alivio que se espera, Que tus palabras encierran la esperanza, el consuelo, el aliento y compasión o la muerte antes de tiempo para en quien en tí confió. Qué tristeza que yo siento, cuando pienso aconsejarte que cambies de profesión si olvidaste para siempre Que al final de este camino llegaremos hasta Dios, devolveremos los dones con que se nos proveyó, Presentaremos las manos, éstas con que trabajamos, y en ellas tendremos huellas de todo el bien que no hicimos, De todo lo que dijimos, de cuánto dolor sembramos, de todo aquél que matamos,
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