Es posible que no expreses abiertamente aquello que te desagrada, porque temas recibir la desaprobación de los demás.
No deseas que te retiren su cariño, y por tanto, evitas decir o hacer todo aquello que pudiera ponerlos en tu contra.
Timido
(Qué Estamos Protegiendo)
El hecho de ser tan reservada es una manera de proteger tu corazón. No quieres resultar lastimada por sus palabras, sus críticas o su desdén, y reprimes tus quejas como mecanismo de defensa.
Y es que con frecuencia, solemos estar demasiado pendientes de la reacción que producen nuestras acciones en los demás, y ponemos mucho cuidado en no importunarlos.
Pero si nuestra conducta está basada en el miedo, esta energía nociva acabará contaminando el núcleo mismo de la relación.
Timido (Qué Resultará al Abrirnos a los Demás)
En cambio, si ponemos el énfasis en abrir nuestro corazón al otro y actuamos con integridad (es decir, con nuestros pensamientos, palabras y acciones alineados en una misma dirección), la interacción se volverá transparente y enriquecedora.
Y es que cuando respondamos a la vida con honestidad, nunca nos sentiremos engañados por ella.
Cuando experimentamos malestar cuando alguien se burla de nosotros o nos humilla, no nos sentimos mal por su actitud, sino por la nuestra.
Al habernos impedido percibir la súplica de atención y cariño que sus palabras ocultaban, nuestra sensación de malestar es la señal que recibimos de regreso. Es un indicador que nos muestra que NO nos estamos enfocando en la realidad última de la situación, que es el Amor.
Como hemos creído erróneamente que las palabras de otros pueden lastimarnos, podemos volvernos tan sensibles a esto, que evitemos expresar lo que sentimos por miedo a herir o a recibir el rechazo del otro.
Sin embargo, cuando te muestres como eres y digas tu verdad sin dobleces, le estarás ofreciendo al otro el mayor regalo del mundo: la posibilidad de conocerte realmente, y por tanto, de conocerse mejor a sí mismo.