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TRISTEZA
Cuenta una historia
de pasillos y solarios,
que en su silla estaba
pensando en sus besos,
sobre su tes salpicada
por los rayos del sol,
de sus ojos brotaban
dulces lagrimas de amor,
la recuerda tan perfecta
como ese día que la amo,
en sus manos conserva
ilusiones de ensueño,
más caricias nocturnas
inventadas en su cuerpo,
una sensación lo embriaga
es felicidad interior,
sabe que es por ella
a pesar de haberse ido,
brillantes son sus lagrimas
por tanto sentimiento,
su mirada perdida
en el horizonte lejano,
desesperado la busca
esperando su regreso,
cada día cada mañana
en su silla sentado,
al cielo le afirma
con quebrada voz,
una frase elevada
con todo su aliento,
para que Dios sepa
cuanto la amó,
y cuanto aún la ama
a pesar de estar lejos,
su llanto es de alegría
por aquellos recuerdos,
envueltos entre sábanas
retozando con deseos...
sin embargo su alma
la extraña con dolor,
desde aquel día
que ella no volvió.
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