No debes, en ningún caso, dejarte llevar por la nostalgia, aunque sea dulce y suave. Tampoco guardes pájaros muertos en los cajones. Las caricias perdidas no existen, pero sí existen las que están por venir, no debes llenar su espacio con plumas grises.
Podría ocurrir que alguna noche el viento volviera a cantar su nombre, y pensaras que estás indefensa sin sus abrazos. El viento no es de fiar porque cambia las cosas. Solo cierra las ventanas y grita que eres fuerte. Y que el amor te abraza. Que el viento gira y baila y no tiene quien lo guarde, pero tú sí. Que no se te vuelva a olvidar que te tienes a ti misma. Y eso es más amor del que cabe en la caja de Pandora.
Irela Perea
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