Cuando miro el azul horizonte perderse a lo lejos, al través de una gasa de polvo dorado e inquieto, se me antoja posible arrancarme del mísero suelo y flotar con la niebla dorada en átomos leves cual ella deshecho. Cuando miro de noche en el fondo oscuro del cielo las estrellas temblar como ardientes pupilas de fuego, se me antoja posible a do brillan subir en un vuelo, y anegarme en su luz, y con ellas en lumbre encendido fundirme en un beso. En el mar de la duda en que bogo ni aún sé lo que creo; sin embargo estas ansias me dicen que yo llevo algo divino aquí dentro. Gustavo Adolfo Bécquer