El amor de Dios me consuela y apoya.
Una mano amiga … un tierno abrazo ... las palabras: “Puedes contar conmigo” ... Son expresiones del amor de Dios. Cuando tales demostraciones externas están combinadas con la tranquilidad de la oración, ayudan a sanar un corazón atribulado —bien sea el mío o el de otro.
Si experimento tristeza o la pérdida de un ser querido, me dirijo a mis familiares y amigos y siento su amor. Del mismo modo, si alguien conocido ha perdido a un ser amado, le ofrezco aliento y apoyo. Creo un vínculo divino al relacionarme con los demás con amor, y abro el camino para sanar, elevar y consolar mi corazón y los corazones de los que buscan paz y seguridad.
Dios nuestro Padre … anime sus corazones y los mantenga a ustedes constantes en hacer y decir siempre lo bueno.—2 Tesalonicenses 2:17
Consuelo
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