unos instantes para, luego, dejarnos solos, pero muy llenos de emociones, sabidurías y bienestares
que merece la pena experimentarse.
Algo que suele decirse a menudo es que los amores breves suelen ser siempre heridas abiertas
en nuestro corazón.
Ahora bien, lejos de aferrarnos solo “a lo que pudo haber sido y no fue”, es mejor aceptar la vivencia,
por muy corta que fuera,
como algo enriquecedor que forma parte de lo que somos ahora y que, sin duda, valió la pena.
Siempre será mejor volver a ese rincón de nuestra alma que nos dejaron esos amores breves que lamentar
no haber vivido nada de esto.