Un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo,
no debes seguir en él bajo ninguna condición. Mira cada camino de cerca y con intención.
Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre muy viejo.
Mi benefactor me habló de ella una vez cuando yo era joven,
y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera, Ahora sí la entiendo. Te diré cuál es: ¿tiene corazón este camino? Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte.
Son caminos que van por el matorral. Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos,
pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor,
¿Tiene corazón este camino?
Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no.
Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él.
El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.