Me he desnudado
ante la vida
incontables veces
para descubrir
que somos luz
de un poder inimaginable
de energía
labrada desde el inicio
del nacimiento,
cimentada
con los años.
Me he desnudado
ante la vida
para recibir
todo lo que ella misma
me da
para cultivarlo
y darlo
sembrando a mi paso
una semilla
de humildad llena
de amor.
Me he desnudado
ante la vida
para aprender que
sin escollos en el camino
no tendría una vida,
y sin ellos mi andar
no tendría
significado.
Me he desnudado
ante ella
para recibir el frio pesar
de batallas
que marcaron en mi
lo mejor de sus
consecuencias.
Ahora me visto
con el manto del saber
de nuevas ideas
que abrigan
mis esperanzas
puestas en un horizonte
sin límites
donde los sueños
se hacen realidad
llevados por la fuerza
profunda
de mi voluntad
y el conocimiento
de saber
quién soy.
No somos más que
la inspiración divina
de un poder mayor
al nuestro,
ni somos menos
que nosotros mismos.
Fuimos concebidos
con una luz única
e individual.
Tema anterior
Primer 
