CUANDO TE PERDI
No es el momento ni la razón... Cuando te fuiste no hubo tristezas, no hubo llanto, no te busqué. Fui tan feliz de que desaparecieras y de extrañarte ni me acorde. Cuando te fuiste no me di cuenta de lo difícil que sería vivir, no me importó seguir con la cuenta y en cinco minutos me olvidé de ti. Fueron días difíciles, raros, absurdos, todo pasó... Y con el alma partida y seca entendí mi equivocación...
Te busqué con desesperación y no te encontraba... En las mil historias que guarda el cajón, entre fotografías y viejos diarios, sonrisas, silencios... En el pasado de mi habitación.
Fueron noches de llanto, soledad en mis días... Pasaron los años ya no pude más. Dejé de buscar, me di por vencida, traté de seguir mi vida normal. Y me funcionó, hasta que un día, volviste a mi memoria, pensé un momento en ti... Quedé sorprendida al escuchar que me respondías... No esperaba que estuvieras aquí.
Eras la misma, no habías cambiado, era igual que cuando te perdí... Recuerdo gritar entusiasmada, abrazarte y prometer remediar el pasado. Hasta que de pronto cambio tu mirada y con un dejo de amargura helada me dijiste: Como es posible que me olvidaras, que no supieras que aquí estoy, jamás me fui... Pero tú con tu torpe afán de grandeza cortaste mis alas, me dejaste morir... Porque me buscaste si nunca me necesitaste, porque lloraste si estabas harta de mí, porque a diario recuerdas con tristeza tus días junto a mí.
Bajé la mirada, no pude seguir, me faltó valor... Salí corriendo de mi habitación. Lloré desesperada, busqué en el espejo consuelo a mi dolor, pero mi reflejo sólo me recordaba que no era yo quien tenía la razón. Cuando te perdí no pude entenderlo, sólo los años me dieron la explicación, ahora cada vez que te recuerdo sé que entre nosotras nunca habrá rencor.
Cuando te perdí pequeña y tierna niña, de entre las cenizas nació esta mujer. Ahora sé que somos una misma, con un lazo imposible de romper. Cuando te perdí. Pasado, presente, futuro...
A mi infancia olvidada, gracias por recordarme que aun vive en mí el amor y la fe. No es el momento ni la razón.
DE LA RED