Si bien algunos lo ignoran, al inhalar y exhalar de forma correcta, dotamos al organismo de una fuente importante de energía.
A su vez, esta tiene beneficios sobre la regeneración del cuerpo, su rendimiento físico y procesos como el digestivo y de crecimiento.
Y es que una óptima respiración permite adquirir el oxígeno necesario para la sangre y cada una de las células.
Por tal razón, el enfoque de esta práctica controla el estrés, disminuye la fatiga y alivia síntomas de tensión como el dolor muscular y de cabeza.
Lo más interesante es que, al parecer, su práctica regular fortalece el cerebro y mejora facultades mentales como la memoria, el intelecto, la razón y la concentración.