¿Quién no ha podido ver nombres
detrás de los dolores?
No soy ciego a los detalles
aunque suelo ignorarlos por conveniencia
pero reconozco nombres en las ausencias
(en los olvidos)
como reconozco nombres en las alegrías.
No puedo
o no podría
vivir en un lugar innominado
amando a una mujer sin identidad...
...cada palabra nombra algo...
...es un concepto...
...y a veces soy una espina
clavada en los dorsales de un lagarto
que muerde el sol en cada siesta.
Es como respirar una herida
o suceder en el fin de lo trivial
sabiéndose carente de originalidades
uno sucede su fin próximo
uno sucede su agonía o su tristeza
o su nostalgia propia.
Y me sé espina
y me sé vitualla
y me sé en la noche como sombra
y en el día como sombra
y en la tarde como sombra
y basta...
...basta de deshojar cualesquieras...
...de cantar proverbios vitalicios...
...de decir cosas ya dichas...
...de sugerir que las voces se entremezclan
en una sola garganta que es de todos...
...quiero creerme impar este día.
Cerraré los diálogos que los muertos me proponen
y concluiré por trazar un horizonte que no desemboque en un quitapenas.
Sentirse impar
es ser unidad
es ser completitud
cruce de calles sin senderos
o luces sin bombillas
o puertos sin farolas ni prostitutas.
No es ser distinto sino que es ser único
absorto lapso de nadas por detrás y por delante
y uno en la eternidad del ahora sin compañía ni acompañantes.
Pero siempre algún perro aulla el entreacto
como si supiera...
Desconozco su autor
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