"Cuentan que había una caravana en el desierto.
Al caer la noche la caravana se detiene. El muchachito encargado de los camellos se acerca al guía de la caravana y le dice: - Tenemos un problema, tenemos 20 camellos y 19 cuerdas, así que ¿Cómo hacemos? Él le dice: -Bueno, los camellos son bastantes bobos, en realidad, no son muy lúcidos, así que andá al lado del camello que falta y hacé como que lo atas. Él se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto. Un poco desconfiado el chico va y hace como que lo ata y el camello en efecto se queda ahí, paradito, como si estuviera atado. A la mañana siguiente, cuando se levantan, el cuidador cuenta los camellos y están los veinte. Los mercaderes cargan todo y la caravana retoma el camino.
Todos los camellos avanzan en fila hacia la ciudad, todos menos uno que queda ahí. - Jefe, hay un camello que no sigue a la caravana. - ¿es el que no ataste ayer porque no tenías soga? - Sí, ¿cómo sabe? - No importa. Andá y hacé como que lo desatas, porque si no va a seguir creyendo que está atado y si lo sigue creyendo no empezará a caminar"
Seguir llorando aquello que no tengo me impide disfrutar esto que tengo ahora.
Aprender a enfrentarse con el tema de la pérdida es aceptar vivir el duelo, saber que aquello que era es aquello que era y que ya no es más o por lo menos que ya no es lo mismo que era.
De hecho nunca es lo mismo. Cuando yo me doy cuenta de que algo ha muerto, de que algo está terminado, ese es un buen momento para soltar.
Cuando ya no sirve, cuando ya no cumple, cuando ya no es, es tiempo de soltar. Lo que seguro no voy a hacer, si te amo de verdad, es querer retenerte. Lo que seguro no voy a hacer es tratar de engancharte, si es de verdad que te amo. ¿Te amo a vos, o amo la comodidad de que estés al lado mío? ¿estoy relacionado con vos, individuo, persona? , o ¿estoy relacionado con mi idea de que ya te encontré y no quiero salir a buscar más a nadie?. No te atrapo, no te agarro, no te aferro, no te aprisiono. Y no te dejo ir porque no me importe, te dejo ir porque me importa. Sí, hay miles de parejas que antes de encontrarse debieron separarse, y otras que se separaron y nunca se volvieron a encontrar y hay miles más que no se separaron nunca y vivieron estropeándose la vida para siempre, y hay toda la serie de variaciones que se te ocurran. Basta que uno de los dos sienta que se terminó, que ya no quiere más, que no tiene emoción, que se acabó el deseo, basta que uno sostenga que agotó todos los recursos pero no le pasa nada, basta eso para saber que no hay mucho para rescatar. Si hay deseo, si se quieren, si se aman, si les importa cada uno del otro, si creen que hay algo que se pueda hacer, aunque no sepan qué, los problemas se pueden resolver (mejor dicho se pueden intentar).
Pero si para alguno de los dos verdadera y definitivamente se terminó, se terminó para ambos y ya no hay nada más para hacer. Por lo menos en esta vuelta de la calesita. Quizás en la próxima te saques la sortija montada en el mismo pony porque en esta vuelta no hay más premios para repartir.
Y entonces habrá que decirle al que ama: Tengo malas noticias para vos. Lo siento, se terminó... ¿Y ahora? No lo sé. Seguramente duela. Pero te puedo garantizar que no te vas a morir. Si no te aferrás no te vas a morir. Si no pretendes retener no te vas a morir.
Salvo, que vos creas que te vas a morir.
Del libro "El camino de las lágrimas" de |