El maestro no discutía con nadie, porque sabía que lo que el “discutidor” buscaba era la confirmación de sus creencias, no la Verdad.
Y en cierta ocasión mostró del siguiente modo el valor que tiene una discusión:
– “Cuando cae al suelo una rebanada de pan. ¿dónde queda el lado untado de mantequilla: arriba o abajo?¨
–”Abajo, naturalmente¨.
–”No, señor; arriba”.
–”Hagamos la prueba”.
Se untó de mantequilla por un lado a una rebanada de pan, se arrojó al aire… y cayó con la mantequilla hacia arriba.
–¨¡He ganado!¨
–”Porque he cometido un error¨.
–”Evidentemente, he untado el lado equivocado”.
ANTONTY DE MELLO