DE MUERTE DELICIOSA
Te escojo, espectador de la escena de mi muerte.
Trágate el momento en que me visto de novia y bailo en cámara
lenta el ritual del desgarro, el momento de la caída y la entrega.
Tus ojos captan los pedazos de mi cuerpo. La cámara enfoca
mis pupilas dilatadas.
Se difumina la intensidad de tus brazos sobre mis caderas
y me arrastro para lamer tus pies.
No puedes ver el escenario.
Acabo de vestirlo con lirios sublimes.
Los códigos blancos empalidecen ante el arrojo de tus manos,
y quedo ahí, observando cómo se desprende mi alma
con el ardor de tus deseos.
Terminan los espasmos y baja el telón.
Te levantas satisfecho, sin Artificios.
Yo sigo inerte en el suelo.
Sin proponértelo, me has ayudado a morir en delicias
Carmen Amaralis Vega Olivencia