Ellos no me explicaron que crecer consistía
en la suma de pequeñas y grandes cosas, que sólo los mayores entendían…
Ellos no me explicaron que una lágrima,
no es simplemente una gotita de agua que desborda los ojos,
que sentirse herido no es solamente mirar cómo brota la sangre…
Ellos no me explicaron por qué a las heridas del alma los médicos
no pueden efectuarle un vendaje, ni sanarlas…
Ellos no me explicaron, que crecer no es solamente pararnos
frente a un espejo y observar cómo cambia nuestro cuerpo,
o escribir “te quiero” en el cristal empañado de una ventana…
Ellos no me explicaron que crecer significa vivir día a día
con pruebas y desafíos,
que no podemos resolver por nuestra propia cuenta...
Ellos no me explicaron por qué hay un sabor amargo en cada respuesta,
¿por qué el egoísmo, por qué las guerras,
por qué tantas absurdas injusticias?...
Ellos no me explicaron que no debo tener confianza
en los hombres para sanar los dolores del alma…
Ellos no me explicaron que hay un Dios real y vivo,
que puede morar en mi corazón si se lo permito…
Gracias a Dios pude aprender que aún siendo adulto
puedo volver a disfrutar como un niño,
por su amor eterno