Dios me regaló tres vidas
para llegar a mi ocaso,
ahora que nadie hace caso
a mis tristezas perdidas.
Ellas limpian mis heridas
y me olvido del fracaso,
de cada inseguro paso
y de todas mis caídas.
Son almas enternecidas
que nunca dan un portazo
a mi vida que es un retazo.
de ilusiones revestidas
Esas almas tan queridas,
esas que me dan su abrazo,
son misperros, son el trazo
entre mi muerte y sus vidas.
A mis queridos perros:
Muñi, Chupi y Pelusa
Autor: Ivette Rosario
Enero, 2016