CAMARADAS
Cómo ha transcurrido el tiempo en su fugaz carrera,
Dejando huellas profundas en nuestro fuerte corazón,
Muchos de los proyectos juveniles se hicieron realidad,
Y otros, que lástima se fueron quedando en quimera
Como los laureles, testimonio de nuestra lucida razón.
Nos empiezan a llamar viejos con un poco de ternura,
Cabellos con brillantes canas que delatan nuestra edad,
No afecta somos buenos padres, y abuelos con dulzura,
Con la rectitud de los años jóvenes que ahora es bondad.
En el orden de las leyes nos titulan de adultos mayores,
En el pasado se quedaron los recuerdos como despojos,
Esa tradición será el orgullo de que fuimos los mejores,
Como camaradas, conscriptos e inquietos soñadores.
La historia se colmará de leyendas y hazañas verdaderas
Nuestras fotos estarán estáticas en algún álbum familiar,
Hemos cumplido las primeras sesenta y seis primaveras,
Y si Dios lo quiere, nos apuntamos al siglo para celebrar.
Ahora nuestro espíritu se encuentra sutilmente renovado,
Los años no deslucirán de ningún modo las mil ilusiones
Seguro la azabache cabellera esta tornándose plateado
Pero seguiremos dando la energía en nuestras acciones.
Amigos del memorable Yaguachi! Qué tiempos aquellos!
Jóvenes altivos, invencibles, ávidos de servir a la nación,
El abrazo entrañable vive en este poema de recuerdos,
Y que la familiaridad persista siempre en nuestro corazón.
Y si las trompetas entonan la cruel e inevitable retirada,
No se olviden Viejos camaradas, que en Edén o Averno,
Estaremos listos y equipados para cumplir otra jornada
Y juntos haremos una nueva y alborozada conscripción.
Luis G Machado S.