SUEÑO DE SEPTIEMBRE - Creaciones_Gabito

Mi obstinación por comprender y controlarlo todo aquí se estrella como una ola en contra de mil afiladas rocas en el océano. Mi sumisión es total, floto, realmente floto, como una hoja que serpentea los confines del universo impulsado por un viento generoso que me susurra al oído palabras en un lenguaje extraño.

Aquí no existe el tiempo, ni lo correcto o lo profano. Soy por el simple hecho de ser, sin mayor explicación.

Cierro los ojos con fuerza, éste es el sitio donde pertenezco, alguien me espera, la vislumbro en la lejanía del blanco que todo lo abarca.

Abro los ojos sin abrirlos, ella descansa sobre el brillante lecho, el lienzo color cielo le cubre la mitad inferior de su cuerpo. Me coloco a su flanco izquierdo y contemplo la profundidad de sus ojos verdes.

Por primera vez en mi vida, no tengo miedo, ella me mira, no habla, no respira, no solloza, solo sonríe.

Su piel es blanca como la nieve, sus dedos delgados, sus uñas alargadas, su cabellera color alba de septiembre tan extensa como su cuerpo, siete pecas color ternura adornan su pálido rostro, su nariz aguileña, sus pómulos de porcelana, su vientre plano, tan desnudo, tan sagrado, me permite entrever la curvatura que accede a la geografía de sus caderas, sus senos, pequeños y redondos cual rosados pétalos.

Ella gira su cuello hacia mí, me mira sin mirarme, su cabellera roza mi rostro, extiende su dedo índice y estudia mis facciones, sonríe.

Su sonrisa es una revelación, coloco mi cabeza sobre su pecho, cierro con fuerza mis párpados y siento el dorso de su mano que acaricia mi mejilla, mi alma se acelera. Ella es el espejo ovalado de la verdad, sin emitir palabra alguna ella simboliza mi añorada realidad, en ella mis sueños encuentran esperanza.

Iván Alatorre Orozco

28-septiembre-2016