En La noche que me convertí en humano
fui a su casa y desde la ventana de su habitación la observe,
se encontraba acostada sobre su cama durmiendo,
tal vez soñando con nuestro amor,
imaginando que éramos libres para poder amarnos.
Por primera vez la vi con ojos mortales y me enamore aun mas de ella,
la observe por un largo momento, embelesado,
también imaginando y soñando despierto;
tal vez sintió mi mirada, pues abrió súbitamente sus ojos,
se levanto buscando a su alrededor aquella presencia
que había perturbado su sueño y me reconoció,
apresurada y sorprendida,
fue a abrir los cerrojos de aquella enorme ventana para dejarme
pasar y así lo hice, una vez dentro le platique lo sucedido,
su rostro se ilumino como nunca, dio un salto de alegría
y me regalo un abrazo seguido de un beso en los labios,
yo intente corresponder a sus caricias y no se como paso,
pero el beso se mancho de sangre, ¡Oh! Su dulce sangre,
cuando la probé no pude detenerme,
el deseo de beber mas fue lo único que me regia en ese momento,
mas sangre, ¡Mas! ¡mas! ¡mas! Mordí su cuello y bebí,
arrebatándole la vida,
apenas si escuche sus gritos ahogados,
lo que si escuche claramente fue una pregunta en un susurro proveniente de su voz agonizante:
¿Por que? Cuando escuche aquellas palabras me di
cuenta de lo que estaba haciendo,
la aleje de mi y su cuerpo sin vida cayo al piso,
mire atónito mi crimen y lo único que hice fue caer arrodillado y llorar
durante toda la noche, ¡Ah! esa noche aprendí mucho de los sentimientos humanos.
Cuando los primeros rayos de sol entraban a la habitación,
note que la luz me lastimaba como si quemara mi piel,
así que me oculte en las sombras hasta que de nuevo anocheciera,
observando todo ese día el cuerpo sin vida de
la única mujer que había amado y que yo mismo asesine.
Al parecer su ausencia no fue notoria ya
que nadie fue a buscarla hasta ya caída la noche,
cuando escuche pasos que se aproximaban
a la habitación salí por la ventana,
huí y me refugie en este apartado y abandonado lugar.
Fue así como la noche se convirtió en parte de la condena,
condena por mi desobediencia y por mi crimen;
la sed de sangre aumento y beber ese precioso
líquido se convirtió en la única manera que tengo para sobrevivir.
Han pasado ya mas de cien años desde aquella noche,
a veces me gustaría verme en un espejo solo para saber que tan viejo estoy,
pero no puedo.
¿Cuanto durará la condena? Creo que
la eternidad tiene la respuesta.
Mientras tanto esperare y recordare.