"La paradoja indisoluble de todo hombre es que a medida que su edad aumenta
se angosta el camino entre dos ideas difíciles: O la muerte o el envejecimiento.
Es un problema de la humanidad. Quizás sea el gran problema existencial
del hombre y la mujer universales. Todos debemos ayudarnos en eso.
Para empezar hay que dar una nueva entidad a los ancianos. Escucharlos,
acompañarlos, darles lugar para que opinen y aconsejen. Hacer que "vivan"
hasta el final de sus días. Esto le sirve a todos. Es una paradoja muy dura.
Una que no tiene solución más que el consuelo de la compañía y el cariño.
A eso hay que dedicarse."
Frase de Gabriel Dancygier.
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