Son muchos los padres que llegan a confundir educación con exigencia,
con perfección. Criar a un hijo no se basa solo en pagarle el mejor colegio,
que hable tres idiomas y que luzca siempre una apariencia ideal como muñecos de exposición.
Algo que nos dicen muchos estudios es que los padres altamente
exigentes acaban produciendo graves carencias en la vida de sus hijos.
Lo más probable es que lleguen a la madurez pensando que
no son lo bastante buenos, que no han logrado cumplir con las expectativas de sus progenitores.
D/A
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