Entre el dolor y la esperanza
Casi la toco,
Casi toco esa mágica ilusión que me persigue.
Alzo los brazos hasta sentir gaviotas,
plumajes suaves con toques de ternura,
delicada flor con pétalos de piel,
Surcos con la miel virgen de un beso.
Casi lo alcanzo,
Percibo un extraño susurro que despierta mil deseos,
la urgencia de mirar aquel brillo que brota de tu alma,
encontrar la palabra perfecta,
esa que descansa en el fulgor del sol,
que entibiece el frio del pecho,
que revive la paz quebrada,
y detiene el tictac de las distancias.
Casi te acaricio en las sombras de la noche,
en la niebla del camino escabroso,
ese que recorro enloquecida
persiguiendo el fantasma que me hostiga,
que me grita tu nombre
con la sola intensión de torturarme,
Dejando que viva cada instante
entre el dolor y la esperanza.
Carmen Amaralis Vega Olivencia