cuando se anunciaba el bello crepúsculo
y la luna plateada nos invito al amor.
Jadeantes, vehementes y ardientes
suspirando cada mirada de ternura,
concebimos perpetuos los minutos,
entre miradas de reojo, de apasionadas
ojeadas penetrantes que me desnudaban.
Que inspiraban caricias, ternura
y pasión a mi alma haciéndola vibrar,
nos transportamos al paraíso,
me provocaste sonreírte con tersura
y tú cual poeta enamorado,
sonrojado al amor provocado.
Cuantas noches de luna sin brillo
de apagadas estrellas se han añejado,
creyendo el olvido, sintiendo frío,
ansiosos al encuentro de un amor
inagotable, soñando encuentro furtivos.
Imaginando cada caricia, cual venero
de ternura de un amor incondicional,
que hizo emerge nuestro espíritu de amor.
Martha Córdova Chacón.
Lima-Perú.
Derechos Reservados.