La luz del candil se desparrama silente sobre el libro, los lentes, la pluma de ganso y el artesanal tintero, rescatándolos del anonimato.
Por la ventana penetra la belleza de la luna...esa silenciosa pero consecuente compañera de noches blancas.
Mabel tomó la decisión a la siguiente mañana se comunicará con su editor, le informará que no encuentra un tema para comenzar a desarrollar una próxima novela.
Se sintió más tranquila, como si tal decisión habría disminuido el peso que le impedía dormir, algo extraño en ella; no le encontraba razón alguna a tal situación...
Obstinadamente, en forma compulsiva y tenaz, aparecía y desaparecía y le producía un sabor amargo y desestabilizante.
-Debo desentrañar la verdad, se dijo.
Después de finalizar su actuación la Luna se retiró a sus aposentos, el Sol presuroso la remplazó ocupando el puesto en escena, y esta imperiosa continuidad se repitió a través de los días....
Dado que el tiempo corría en su contra, optó por una urgente solución, aunque ello era contrario a su forma de actuar, es decir, sopesar cada paso para evitar posibles problemas.
Llamó a su agente de viajes, solicitándole planear una semana de vacaciones cerca del mar, en un hotel alejado del mundanal bullicio.
El viaje se solucionó con la rapidez del trueno y unas horas después, viajaba en un confortable avión que la dejaría en una –supuesta –isla de ensueño; meditando en ello se durmió hasta que unos ruidos y un fuerte olor a quemado la despertaron.
Por el parlante una azafata llamaba a quedarse tranquilos, pues estaban aterrizando y esto era solo un susto…
Las voces no se acallaron, hasta el aterrizaje…pálidos, desarreglados y enojados los pasajeros empezaron a descender…había solo arena y gaviotas…ah claro también un mar sereno y esmeralda…
Por suerte todo estaba perfectamente organizado; un taxi la estaba aguardando a la salida del pequeño y simpático aeropuerto, para llevarla al hotel elegido.
Al llegar al exótico resort, no alcanzó a descender del vehículo que dos simpáticos muchachos, luciendo floreadas camisas, uniforme del residencial, colocaron pequeños y aromáticos collares de flores alrededor de su cuello. ¡¡Que recibimiento!!... se sintió en las nubes...
Después del chek in, fue acompañada a la habitación, la número once, su número de suerte, que con sólo escuchar su nombre: "Orquídea", incentivó su imaginación y deseó llegar lo antes posible, para comprobar la sorpresa.
El espectáculo era asombroso en perfume y color, se encontró de pronto inmersa en una escena selvática, apartó con delicadeza la cortina de la ventana y una brisa salobre la tocó…y unas lágrimas como golondrinas le bañaron las mejillas y rodaron por el hilado de su blanca blusa.
¿Qué hacia ella realmente allí?
¿Escapaba o necesitaba reencontrarse?
¿Era un narcótico estar allí?
¿O realmente era un elixir para beber gota a gota…o mejor preguntarse si era cicuta?
Tarde o temprano la verdad intenta manifestarse….y allí estaba presente.
-¡¡¡Uf, se dijo-tanto andar para recordar la urgencia de su salida!!!
Dicho esto-, sacó lápiz y papel y empezó a escribir…
-¡Lápiz y papel!- escuchó su propia voz….
Y como imantada por las ansias de volcar en la virgen hoja sus sentimientos, ¿y porque no sus secretos?; su diestra voló en un viaje, quizás cósmico, hasta las más ínfimas partículas de su ser.
Un golpe suave en la puerta de su habitación, la volvió en sí, no entendió en un primer momento donde se encontraba, pero al reincidir los golpecitos recapacitó, y cuál fue su sorpresa al abrir la puerta y encontrarse con dos amables mozos del hotel trayéndole...un ramillete de gardenias y el otro, en una fuente de plata repujada, dos brevísimos aretes de plata y caracolas rematados en rubíes.
Aún inmersa en la bruma de lo recientemente vivido, sonrió atontada frente a los dos mozos que, con cierta picardía seguían sus gestos.
Los miró a ellos y a los regalos… anonadada… ¿Qué era esto?, si juraría que estaban trasmutando en…juglares… ¡si, juglares…si hasta podía escuchar el sonar de sus liras…!
Volvió a mirar todo, tomó el ramo y la fuente y se internó en la habitación…y se abalanzó a escribir…
Después de dos largos días de intensa escritura, sólo interrumpida por algunas comidas esporádicas servidas en la habitación, decidió hacer una pausa en ese aluvión de palabras que la obligaban plasmarlas en las hojas que se acumulaban sobre su mesa de trabajo.
Ante todo se comunicó con su editor para compartir el buen inicio de su nuevo proyecto de lo que creía sería la revelación como escritora.
Luego de expresarle su satisfacción por la noticia, el avezado y viejo editor, no pudo con su curiosidad y se arriesgó a que se le adelantara el tema que ocuparía la maestría de su clienta.
Mabel dudó en contestar...pero la insistencia de su promotor, no le dejó otra alternativa, y en forma pausada y estudiando cada palabra le reveló...
Carraspeó para acomodar la voz y con desgano empezó a contar…
En realidad se me hace difícil, casi imposible…bueno aquí va…Es casi mágico como me embarqué a esta isla perdida…. ¡tanto!, solo bastó colocarme frente al mapa de la compañía y con los ojos cerrados ubiqué un lugar…sorprendidos empezaron a realizar los pasajes…era una isla perdida en el pacifico y sin accesos cómodos, pero un pequeño hotel maravilloso.
Dormí, soñé…en ellos se repetía la entrega de un ramo de flores y los aros de caracolas…
Cuando los recibí, una catarata de imágenes me atrapó y empecé a escribir…mientras una densa nube de personajes, aromas y sonidos me rodeaban.
Una mujer comenzó a hablarme y mostraba una belleza incomparable y fuerza incomparable y comenzó a hablarme; vestía de caracolas y su voz era del sonido del agua…y con ella me perdí en el fondo del mar…navegué en la nube…fueron momentos increíbles…pues llegué al centro de la tierra y todo su esplendor…hasta donde reside la sabiduría del planeta…no puedo decirte más….
El más que asombrado editor, no creyó escuchar bien...dudó si manifestar su sorpresa ante tal torrente de emociones, o ser simple oyente y no perturbar el énfasis de la escritora...optó por lo segundo. -Me tranquilizan tus palabras, Mabel, muy contento que ese lugar te permite desenvolver tus aptitudes y poder expresar tus sentimientos, no molesto más, quedo ansioso de tu vuelta-
Los siguientes días transcurrieron como ráfagas de aire caliente, las hojas se amontonaban, no hubo diferencia entre noche y día...hubo momentos que el cansancio venció el descarrilado impulso de escribir y escribir...
Una mañana comprobó que era su último día de permanencia en el hotel, y luego de preparar el equipaje, decidió salir a dar un paseo por la isla, hasta la hora de su salida para llegar a tiempo al aeropuerto. Pidió un taxi y solicitó al chofer realizar un pequeño recorrido por las cercanías y así llevarse un recuerdo de ese paraíso.
La brisa le revolvía el pelo…tomó, saboreó, tactó cada partícula…esas partículas que le volvían salobre los labios, le iluminaban la piel, y quiso tatuar todo en las retinas… ¡Cuánto había visto y vivenciado en este lugar!
¿Serían suficientes sus escritos para trasmitir tantas emociones y experiencias?
Al bajar del taxi, miro por última vez el verde profundo de las aguas…esas que tantos secretos le habían confesado…y una duda la asaltó ¿había vivido o soñado? De inmediato se dijo ¡real!
El trámite fue rápido, volver a la civilización le angustiaba. Llegó al aeropuerto y el editor la esperaba…hubiera querido no encontrarlo…era como un golpe seco al ser...
Le costó horrores volver a la normalidad, no se encontraba así misma...su mente aún mantenía olores del mar...quiso recapacitar y tomar las riendas para volver a encauzarse en la vida acostumbrada, esa vida que hoy, le resultaba sosa, sin sentido, amorfa, como si sería una extraña en su propio cuerpo.
No obstante la dificultad de retomar el ritmo, decidió, luego de varios días de correcciones, agregados y cambios, dar por terminado su nuevo hijo literario. Ahora solo debería encontrar nombre con el cual saldría al mundo. Y para ello, recurrió a su queridísimo editor.
...¿Un nombre?...
-¡Si un nombre, pues son tantas las emociones que he pasado que no logro sintetizarlas para un título!
El editor por unos instantes quedó entrampado en lo que escuchó y luego…con un hilo de voz le respondió…
-Muy asombrado con tu pregunta, en años de trabajar en conjunto, es la primera vez que consultas conmigo sobre el título de tu creación, hummm...que raro..., pero sería un orgullo, para mi persona, ayudarte en este tan importante detalle...sabes que, se me acaba de ocurrir una idea...creo que el más apropiado, teniendo en cuenta tus correrías aventureras por lejanas tierras, sería: "Andanzas de una pluma", ¿qué opinas?
-¡¡¡jajaja!!! Gracias....no puede ser más gráfica...jajaja…
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Autores
María de los Ángeles Roccato (Argentina)
Beto Brom (Israel)