Hay días que a pesar de ser bellos
y estar rodeados del amor familiar,
parecen grises como el humo de las chimeneas
subiendo en espirales para perderse en el espacio
hasta que se difumina por completo.
Entonces, nos sentimos cansados, asfixiados, hastiados
de recorrer el mismo camino, iguales oficios y responsabilidades.
El estrés nos agobia y deseamos escapar en procura de la distracción
que reconforta el espiritu y despierta mas bríos internos.
Cuando logramos cumplir ese anhelo, regresamos renovados,
con menos peso encima, otras vivencias que permiten valorar la existencia,
apreciar el paso del tiempo, que a mi edad, nos convierte en seres mas contemplativos,
llenándonos con las cosas mas sencillas cuando a otros les parecen insignificantes.
Sea como sea, la vida es un remanso de emociones donde hacen gala,
la diversidad de sentimientos, de los cuales aprendemos ávidamente
a dar las respuestas acertadas o seguir incurriendo en las equivocaciones.
Pero es bella y por eso, debemos dar gracias a Dios por existir
y permitirnos el deleite de estar sobre la faz de la tierra
para glorificarlo por la grandiosidad de su obra.
Trina Lee de Hidalgo
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