TELÉFONO
Envidio tanto a tu teléfono.
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Envidio el privilegio que él tiene al permanecer adherido a ti con separaciones ocasionales que no impiden el reencuentro a través del sonido de diferentes tonos que aceleran tu ansiedad por atender a su llamado, transformándolos en dos entes inseparables, complementados uno con él otro.
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Envidio el cuidado y la atención que le otorgas con innumerables detalles tales como cubrir su cuerpo con un protector que evite poner en riesgo su integridad, el decorarlo amorosamente con un arcoíris de colores para evitar su monocromática existencia y arroparlo al alimentarlo antes de dormir al conectarlo en la toma de corriente para que al comenzar el nuevo día se encuentren preparados para afrontar la aventura del nuevo día.
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Envidio el afloramiento del jardín de sonrisas que proyectas al observar su pantalla luminosa de 4” al leer alguno de los numerosos mensajes que desde el amanecer hasta el ocaso parecieran le otorgan el alimento motivacional a cada una de tus rosados labios.
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Envidio tu melodiosa voz cuando le hablas y lo escuchas con atención casi sacramental, envidio las inagotables risas que genera él en ti, inundando con tu regocijo a todos los que se encuentran a tu entorno.
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Envidio en candor de tu mirada que viaja a horizontes desconocidos al escuchar esa voz que pareciera te transporta a un mundo de fantasía, envidio el brillo en tus ojos que logran anclar en un puerto confiable y armónico.
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Envidio la sensualidad como recorren tus dedos al oprimir las zonas con los códigos que te harán llegar a destino cuando tú lo desees, como desplazas tus dedos juguetones que hablan y se entregan enteros al teclear mensajes cargados de comprensión, de tolerancia, de apoyo e incondicional cariño.
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Envidio tanto el no contar con la ternura que proyecta esa sonrisa tuya que ilumina los caminos más sombríos, la profundidad de tu mirada que transporta a cualquier pasajero a buen puerto, la sensualidad de tus dedos que transforman la realidad en fantasía, tu voz que logra sanar casi cualquier herida, pero sobre todas las cosas, envidio la hermosa oportunidad y el privilegio de poder permanecer sencillamente pegado a ti.
Iván Alatorre Orozco
30-noviembre-2016