El milagro de la Navidad no es que experimentamos
la ilusión perdida en la adolescencia.
No es que volvemos a soñar despiertos,
no es que inexplicablemente somos más felices
ni es que nos encontramos más orgullosos de nosotros mismos.
Todo lo anterior es la consecuencia del verdadero
mílagro de la Navidad
es que por unos días una gran parte de la sociedad
piensa durante más tiempo en los demás que en si misma"
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