Soy un veterano marino, que se ha alejado
de los mares, un mal que no tiene cura, se
ha incrustado en mis piernas, esto me impide
el caminar, sin embargo desde el faro visito
a lo lejos el ir y venir de las olas, y tarde a tarde
al ir despidiendose el sol del día, te veo
caminar, como si flotaras en el aire, y las olas
complices con su acariciar, mas mágico hacen
estos momentos, y hasta me parece escuchar
el arrullo de los cantos de nereidas y
sirenas, que conscientes de la soledad
del momento se asoman en las crestas de
las olas y te saludan mi preciosa
nieta, hija de Antonio el poeta, quien
en un tarde tormentosa, por salvar a
mi hija y nieta arrojosé al mar y así apaciguar
la ira de Neptuno quien enfadado con
pescadores pérfidos a docenas de
delfines con crueldad inusitada en sus
redes gozosos atrapaban, solo por el
placer infame de oír sus chillidos clamando
por auxilio, y es así que tarde a tarde desde el
faro espero paciente que decline el día con
la esperanza de que en una de sus olas vea
a Antonio cabalgar en el lomo de un
delfín o ser remolcado en una especie de
trineos con Neptuno a su lado. declamandole
una de sus poesias o relatandole uno de sus
cuentos, el nombre de mi nieta es precisamente
el de una sirena, se llama Nereida...
Autoría: José Antonio/Corazón de león.