Capitulo I-Perdóname padre
Con la mirada fija y el pensamiento peyorativo, se sintió devastada por la decisión que iba a tomar. Es tan contradictorio cuando tácitamente la suerte toca a tu puerta. Yo no profeso en ello pero algunas culturas sostienen que cuando el destino decide llegar, no avisa. Ella es la gran Madame y como la gran diosa del Panteón griego puede anticipar que no siempre hay un presagio.
Esa madrugada se levantó de aquel sueño que la mantuvo ánima toda la noche pensando que haría. Preparo su bolso y salió sin hacer ningún ruido. Mientras se dirigía a la estación de terminal iba pensando en lo que iban a decir y en lo que ella quería. Juego perverso lo llamo cuando estas en la disyuntiva de no saber qué es lo que está bien o lo que está mal y es ahí justo en ese instante que Dios entra en juego en la conciencia de uno. A veces no nos damos cuenta y otras veces lo denominamos murmullo. Así se sintió el día que tuvo que dejar plantado a su futuro marido.La verdad no quería casarse, no sabía lo pretendía de su vida con veinte años de edad. Quince años después examina su breve camino y advierte que la madurez a su vida llego tarde. Esas supuestas etapas que dicen que se deben cumplir en su caso no llegaron a tiempo.
No hay nada que justifique el hecho pero tampoco hay un cuerpo del delito en la escena. Solamente hay una salvedad que es la de haber provocado más en ella la culpabilidad que en él. A veces uno no necesita desnudarse de cuerpo para que te conozcan y es lo que le paso a ella quien después de llevar una marca moral por seis meses preguntándose si había tomado la decisión correcta, descubrió que él ya tenía una nueva esposa. Una salvedad que en ocasiones se hace omiso por falta de pruebas aunque la presente esté frente a uno como reflejo de un retrato.
Pido tolerancia quizás este confundiéndolos por tantas palabras pero la vida está hecha de ellas, es lo que aprendí y errados no estuvieron aquellos que con sus semiosis buscaron su porqué. Todo tiene un significado y acompañado va el caminante. Un significado que se acobija desde el silencio a una lágrima o la hipocresía de algunos. La memoria es tan rica de contenidos que a veces guarda los peores secretos y otras veces omite cualquier censura y deja que el ser se vuelva libre. Pero siempre hay preguntas y en este caso es; A quién echo la culpa. Dígame usted que es el espectador. A caso no ha deducido a quien echó la culpa de sus posibles fracasos. La verdad es que no se puede culpar a nadie. Y no haga caso a su mejor amiga o amigo cuando en un acto fallido le dice; ``que tonta fuiste.´´Nada de reclamos, el silencio en estos casos es la mejor compañía y tomarse un tiempo para realizar el duelo en soledad a veces funciona. Y es mejor que el bombardeo de palabras que en ese instante no hacen efecto porque aunque intenten estar forradas de autoestimas no siempre consiguen cruzar la barrera de autodefensa. Hay que darle un tiempo al compañero incondicional don tiempo para que permita a la madurez iniciar su proceso que son invisibles antes nuestros ojos pero no para el sentimiento.
Y cuando la tormenta pasa hay que dedicar unos minutos para arrodillarse y decir; perdóname padre por no haberte escuchado.
Autor: Maíe Fernández