Los que te dicen la verdad aunque te hagan daño, siempre que sea por tu bien y sin intención de herir si no hay motivo.
Los que cuando te ayudan, lo hacen con toda su ilusión, y no por compromiso.
Los que sufren más con los problemas ajenos que con los suyos propios.
Los que no necesitan hablar a gritos para hacerse respetar, tienen en cuenta tu opinión, y esperan su momento para opinar.
Los que no se enfadan contigo si desapareces por un tiempo porque has estado pasando una mala época.
Los que comparten contigo sus conocimientos con intención de ayudar y no de presumir.
Los que no saben expresar con palabras el cariño pero lo demuestran con hechos.
Los que saben interpretar esos hechos.
Los que no te exigen más de lo que puedes dar y se adaptan a tus limitaciones, y si pueden, te ayudan a superarlas.
Los que intentan no tocar temas que te duelen si no es muy necesario hacerlo.
Los que luchan por lo que quieren aunque se encuentren mil dificultades, en vez de quejarse por todo.
Los que siguen preguntándote que tal estás, aunque a veces ni contestes.
Los que le dan importancia y valor a las personas que tienen cerca a diario, en vez de centrarse en los que no les hacen caso.
Los que no les importa hacer el ridículo de vez en cuando.
Los que no les importa si no caen bien a todo el mundo.
Los que no dicen nunca que alguien es "clase baja".
Los que saben pedir perdón y dar las gracias.
Los que son conscientes de el poder personal que tenemos todos.
Los que les cuesta mucho esfuerzo relacionarse con los demás, pero aun así lo siguen intentando y no se aíslan.
Los que saben decir que NO cuando hay que decirlo.
Los que te sorprenden con algún detalle sin tener por qué ser un día especial en el calendario.
Los que no juzgan hasta tener motivos, y los que no se guían por estereotipos.
Los que dedican un ratito de vez en cuando para conocerse a sí mismos.