Amada mia
Quiero asirme a ti y a tu piel
para fundirme en tu cuerpo
en esta noche pasajera.
Así no despertar jamás
de este idílico encuentro
de sábanas blancas.
Amada mía:
Apaga el candil, ya amanece,
vuelven las sombras a la vida,
la realidad asoma sus narices,
por la ventana de este cuarto.
Sólo sé que soy errante peregrino
preso de tu boca sensual,
esclavo presente del erótico deseo
con el alma impregnada de ti…
ave viajera.
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