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Voy A Confiarte, Amada
Voy a confiarte, amada, Uno de los secretos Que más me martirizan. Es el caso Que a las veces mi ceño Tiene en un punto mismo De cólera y esplín los fruncimientos. O callo como un mudo, O charlo como un necio, Suplicando el discurso De burlas, carcajadas y dicterios. ¿Que me miran? Agravio. ¿Me han hablado? Zahiero. Medio loco de atar, medio sonámbulo, Con mi poco de cuerdo. ¡Cómo bailan en ronda y remolino, Por las cuatro paredes del cerebro Repicando a compás sus consonantes, Mil endiablados versos Que imitan, en sus cláusulas y ritmos, Las músicas macabras de los muertos! ¡Y cómo se atropellan, Para saltar a un tiempo, Las estrofas sombrías, De vocablos sangrientos, Que me suele enseñar la musa pálida, La triste musa de los días negros! Yo soy así. ¡Qué se hace! ¡Boberías De soñador neurótico y enfermo! ¿Quieres saber acaso La causa del misterio? Una estatua de carne Me envenenó al vida con sus besos. Y tenía tus labios, lindos, rojos Y tenía tus ojos, grandes, bellos...
(Ruben Dario)
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