¿Por qué son las mujeres las que cuidan?
Vivimos momentos de cambios en los que las mujeres han demostrado que pueden y quieren tener acceso a todas las
profesiones y que desean desarrollar todas sus capacidades, sin limitarse a asumir aquellos papeles que la
sociedad patriarcal les ha asignado a lo largo de la historia.
Es más que evidente que “cuidar tiene nombre de mujer”, pero, ¿por qué se da esta situación?
Hay quienes consideran “natural” que cuiden las mujeres, piensan que ellas están más preparadas biológicamente,
que es su función hacerlo, pero se olvidan que mujeres y hombres no nacen con unas capacidades diferentes, que
es la construcción social del género la que determina las tareas que unas y otros deben realizar en cada momento
de su vida.
Los estereotipos de género han sido y siguen siendo un condicionante para el desarrollo de las personas, principalmente
de las mujeres que se han visto confinadas al espacio doméstico, limitando sus posibilidades profesionales y personales.
El rol de cuidadoras tiene en la actualidad difícil justificación y como iremos viendo es una tapadera para
encubrir los déficits institucionales que la sociedad tiene para atender a las personas dependientes.
Mientras recaigan sobre las mujeres las tareas de cuidado las administraciones pueden obviar su obligación de prestar
los servicios a los que tienen derecho todas las personas, sea cual sea su edad o capacidades funcionales.
En conclusión, la respuesta a la pregunta de por qué cuidan las mujeres, es sencilla aunque difícil de aceptar:
las mujeres siguen siendo ciudadanas de segunda en la sociedad del siglo XXI.
Bajo la apariencia de modernidad y de avances técnicos, las mujeres siguen sometidas al poder masculino y son
moneda de cambio en el mercado laboral. Cuando interesa que dediquen su tiempo al trabajo remunerado se potencia
y se ve como positivo que asuman tareas profesionales (aunque sin dejar de realizar las “propias de su sexo“),
pero cuando el mercado considera que no las necesita, se potencia que vuelvan al hogar, a su papel de madres,
esposas, hijas; en definitiva, que vuelvan a cuidar de todas las personas de su entorno familiar.
Angeles Brinon