Esa mujer que noche a noche me arrulló en sus brazos, que es dulzura, belleza y amor, que es poesía, paz y canción, que es gracia y me tomó en sus manos.
Esa mujer es la luz en la más negra noche, es un ángel que cayó del cielo, es mi alma, mi amor y mi anhelo, es la paz que mis penas conoce.
Esa mujer es la más linda estrella del firmamento, es la Luna con su sonrisa de plata, es el consuelo que mis penas mata, es de amor un eterno juramento.
Esa mujer que con sus lágrimas me hiere el alma y con su amor día tras día me embelesa es el beso que borra mi tristeza y mis miedos y temores calma.
A esa mujer le dedico mis cantos y eternos alardes, le regalo una rosa sin razón que entre pétalos lleva mi corazón, le llamo con amor mi querida madre.
Carlos Monsalvo
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