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General: UN LLANTO AZUL
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Amarella  (Mensaje original) Enviado: 08/03/2017 04:37

 

 

 

 
Me he cepillado el pelo hasta dejarlo brillante, me he puesto mi vestido
verde, el que te gusta, y he cruzado la plaza para llenarme los ojos con esa
luz que se cuela entre las copas de los árboles y deja dos escarabajos de
oro en mis pupilas. Porque voy a verte.
Porque voy a verte aún sabiendo que es para decirte adiós, para que me digas
adiós, para que me aprietes las manos entre las tuyas y me hables del amor
que ha crecido entre nosotros, pero no es una enredadera que da campanillas
violáceas sino una hiedra oscura, que nunca sabrá de flores.
Sé todo lo que va a ocurrir.
Rodará un llanto azul por mi mejilla.
La nombrarás para sentirte menos culpable. Hablarás de ella, de sus años de
fervor y entrega, de las tranquilas paredes de tu casa, sacudidas  por las
pequeñas manchas que les  hicieron las manos de tus hijos. hablarás también
de ellos: dirás sus nombres con vos trémula, y yo me enterneceré y los
acunaré en mi mente, como si me pertenecieran.
Es tu " yo pecador" hablarme de eso, después de haber soltado amarras,
después de  haber viajado  conmigo entre tus brazos por un mar de ángeles
sentenciosos y risas asfixiadas por tus besos y vientos de fuego quemándose
en la sencilla y honda ceremonia de la pasión y el estremecimiento. Cuando
me confesaste que no eras libre, ya estaba enamorada de vos, ya me querías.
Sentí que el universo se vaciaba y me tragaba en sucesivos terremotos; que
me hundía buscando donde apoyar los pies.
Pero te quiero, dijiste.
Y la tierra volvió bajo mis pies, se cerraron las grietas, se soldaron los
abismos, todas las cosas volvieron a su lugar.
Tan sólo una pátima gris sobre mi vida, sobre mi cuerpo, oscureciéndose,
aplastando mis movimientos hasta volverlos lentos gestos de autómata.
Pero te quiero..
Me colgué de esas  tres palabras para no morir. Entonces empezó la ansiedad
de nuestros encuentros. Empezaste a nombrarla cada vez, a amarla para mí,
para que supiera sus colores, sus actos, su forma de pensar.
Tan distinta a mí. Tan distante de vos y, sin embargo, teniéndote. Porque
vos no sabías, que era ella y no yo quien te tenía.
Y yo lo fui sabiendo, sin querer, sin proponerme saber, lo fui sabiendo día
a día y fui ocultándotelo con miedo de que lo advirtieras.
Mientras no lo supieras me albergarías en un rincón de tu ser y de tu mente,
y segurías pensando que yo era tu motor, que yo era la corriente de luz que
te impulsaba, tu oasis, tu huerto y engalanado de frutos para el hambre y
arroyos para la sed.
Egoísta, aferrada, empecinada, recortándote con el filoso cuchillo de la
posesión, recortándote de tu estampa familiar en la que ellos te rodeaban,
para alargar mi agonía.
¿ En qué momento descubre el árbol que su verdad es la raíz y no el libre
ramaje que lo acerca al cielo y lo agita en el aire?…
¿ En qué  momento ibas a darte cuenta de esto?. Unas semanas más y sucedió.
Era lo inevitable, lo esperado con miedo, lo presentido, eran los fantasmas
corporizándose.
Me llamaste con una voz triste, pero segura y firme:
Tengo que hablar con vos, por última vez….
Bueno….
Mañana, Ana; a las tres de la tarde…
Y hoy es mañana.
Rodará un lanto azul por mi  mejilla en el momento del adiós. Rodará un
llanto azul por tu mejilla en el momento de la verdad.
¿ Porqué entonces este afán de gustarte, este cruzar la plaza para llenarme
de luz dando la hora del encuentro, si sé que va a ser el último y nunca
más, nunca, nunca más volveré a verte, volveré a estrecharme contra vos?.
Voy a morir un poco y me acicalo.
Voy al entierro de mi luz y me ilumino.
Voy al martirio y río.
Azucaro el café, lo siento amargo.
Tiemblo, te quiero.
Voy a evitarte una tortura.
Voy a hacer algo por el amor que me recorre, que me aprieta frente al límite
del olvido.
Llamo al mozo, pago mi café.
Huyo. Huyo de este lugar y del encuentro.
Me esperarás en vano. No verás mis ojos mojados. No tendrás que decirme tu
discurso de despedida.
No responderé tus llamados, si me llamás.
Ya ves te facilito tu tarea, evito que te conviertas en mi verdugo.
No es un acto de arrojo solamente; es una forma de inventarme la manera de
creer que hubiera rodado un llanto azul por tu mejilla en el momento de la
despedida. Un llanto azul por mí.
Un llanto azul.
Porque si voy y estás sereno y duro, si voy y tus ojos permanecen secos,
será la muerte verdadera, así…puedo llenar de azul este recuerdo..
De un llanto azul, un llanto azul por mí..

 

Poldy Bird
" Cuentos para leer sin rimmel
"

 

 

 
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: haliwuell Enviado: 08/03/2017 15:20
Me gustó verte compartiendo en la casita.
Feliz día
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Fe Consuelo Enviado: 10/03/2017 18:10


 
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