Vivimos nuestras vidas como temerosos pájaros posados en el árbol de esta realidad,
con la permanente preocupación de que nuestra rama se nos rompa y todo se nos desmorone.
Nos aferramos a aquello que consideramos como nuestro soporte y
permanecemos inmóviles, esperando que no ocurra nada que perturbe nuestra “seguridad”...
sin darnos cuenta de la inmensidad del cie...lo que está a nuestra disposición.
Por eso, muchas veces, la vida misma permite que nuestra rama se rompa,
de tal manera de que nos demos cuenta que lo que nos sostiene
es nuestra propia capacidad de volar y aprendamos así a confiar en ella.
Cuando la confianza está centrada en nosotr@s mism@s, no importan las circunstancias externas.
Sabemos que podemos aprender de cada experiencia... y
que infinitos horizontes se nos abren cada día, para perfeccionar nuestro vuelo!
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