Que alguien me diga dónde encuentro el olvido.
Que me cure este dolor en las entrañas.
Que se lleve la desesperación por saberte.
Que el tiempo gire hacia atrás y lluevan “te quieros”
que nos mojen la boca.
Que el invierno robe el frío de tu ausencia.
Que pueda quemarme contigo.
Que no haya noche sin besos ni beso sin diez minutos.
Que las palabras conquisten hasta el aire de los silencios.
Que la soledad huya donde habitan los miedos.
Que vuelvas conmigo, que no te hayas ido.
Y si no fuera así, solo ruego que alguien me cuente
dónde encuentro el olvido.
Irela Perea