Cuando nos sentimos heridos emocionalmente, pueden
surgir memorias que la mayoría de nosotros quiere arrojar
al sótano del inconsciente. Pensamos que el tiempo se
encargará de curarlas, pero ellas continúan volviendo.
He aquí un método mucho más efectivo para curarlas...
"Si te estás sintiendo desgraciado, deja que esto sea
una meditación. Siéntate en silencio, cierra las
puertas. Primero, siente la desgracia con tanta intensidad
como sea posible. Siente el dolor. Alguien te ha insultado:
Ahora, la mejor manera de esquivar el dolor consiste en ir e
insultarle, a fin de poder estar ocupado con esa persona.
Eso no es meditación.
Si alguien te ha insultado, agradécele porque te ha dado
la oportunidad de sentir una herida profunda. Esa persona ha
abierto una herida. La herida puede haber sido creada por
muchos, muchos insultos que has padecido en toda tu vida;
puede que esa persona no sea la causa de todo el
sufrimiento, pero ha disparado un proceso.
Simplemente cierra tu habitación, siéntate en silencio,
sin enojo por la persona, pero con total atención al
sentimiento que está surgiendo en ti: el sentimiento de
dolor porque has sido rechazado, porque se te ha insultado.
Y, entonces te quedarás sorprendido pues no sólo esa
persona está ahí: todos los hombres y todas las mujeres
y toda la gente que alguna vez te ha insultado empezarán a
pasar por tu memoria.
Empezarás no solo a recordarlos, empezarás a revivirlos.
Entrarás en una especie de primal. Siente el dolor, siente
la pena, no la esquives. Por eso es que, en muchas terapias
se le pide al paciente que no tome droga alguna antes de que
empiece la terapia, por la razón simple de que las drogas
son una forma de escapar de tu miseria interior. No te
permiten ver las heridas, las reprimen. No te dejan penetrar
en tu sufrimiento y, a menos que penetres en tu sufrimiento,
no puedes ser liberado de su aprisionamiento.
OSHO
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