La relajación es un estado determinado en el que la energía no se mueve a ninguna parte, ni hacia el futuro ni hacia el pasado; simplemente está contigo. En el lago tranquilo de tu propia energía, en su calor, te ves tú envuelto. Este momento lo es todo. No existe otro. El tiempo se detiene; entonces surge la relajación. Si interfiere el tiempo, no la habrá. El reloj se detiene sin más; el tiempo deja de existir. Este momento lo es todo. No tienes que pedir nada más, solamente debes disfrutarlo. Hay que disfrutar las cosas corrientes, porque son las más hermosas. De hecho, nada es ordinario si existe Dios, todo se vuelve extraordinario.
Piensa en las cosas pequeñas . . .Como caminar por el césped cuando no se han evaporado todavía las gotas de rocío, sentirse inmerso en tal placer: disfrutando de la textura, del contacto con el césped, de la frescura del rocío, la brisa matinal, el sol en ascenso. ¿Qué más necesitas para ser feliz? ¿Qué más es posible? Acostarte por la noche entre las frescas sábanas de tu cama, sentir su textura; poco a poco las sábanas se van calentando, la oscuridad te envuelve, el silencio de la noche . . . Con los ojos cerrados te sientes en tu ser. ¿Qué más necesitas? Es demasiado; de ahí nace una profunda gratitud: eso es relajación.
La relajación significa que este momento es más que suficiente, más de lo que puede pedirse y esperarse. Nada qué pedir, es más que suficiente, es todo lo que puedes desear; entonces la energía no se mueve a ninguna parte. Se convierte en un lago tranquilo. Te disuelves en tu propia energía. Este momento se llama relajación.
Osho