En esta vida hay gente que esta rebosando de unas partes fundamentales que otros carecen. El cielo, el mar y los sueños es el alma de las personas que aman y son amadas, que sienten su existencia y la de todas las cosas que los rodean. Había una niña, ella siempre sería una niña, porque el que posee amor nunca envejece. Se llamaba Nadia el cielo llenaba todo su ser, los sueños que tenía alcanzaban ver la luz de las estrellas más lejanas del universo, el agua del mar se derramaba en sus lagrimas cuando lloraba. Nadia era desdichada por no encontrar nadie con el que compartir su amor y recibir los sueños, el amor de la persona deseada. Un día Nadia viajando por su mundo conoció a una persona que carecía de las tres partes vitales de su alma, esta gente era conocida por los demás como mortales, ya que su alma vacía de amor con el tiempo acababa desvaneciéndose, normalmente cuando moría su cuerpo. Nadia le pregunto a su amigo mortal, porque tenía tan mala suerte y no encontraba a nadie para estar a su lado. Su amigo le dijo que el no entendía lo que quería decir porque nunca había tenido esa sensación, él al igual que Nadia había tenido alguien con quien compartir, pero sus pensamientos eran muy diferentes, el no conocía el amor, sino la soledad, el deseo, cosas más físicas. En esos tiempos eran muy poco los que tenían alma inmortal como la de Nadia, muy pocos conocían el amor, la metafísica del pensamiento, en unos tiempos lejanos, la humanidad rebosaba de estas tres partes fundamentales del alma, pero la evolución al igual que ha hecho con muchas formas de vida, estaba eliminando a los inmortales de faz de la Tierra. Fue pasando el tiempo, algo que la humanidad no controla aún. Nadia y su amigo cada vez se fueron conociendo mejor, ella sin saberlo estaba cambiando el alma del chico, le estaba dando la inmortalidad, el bien mas preciado de cualquiera existente. El empezó a sentir algo que no había experimentado nunca, empezó a llenarse del azul del cielo, del algodón de las nubes, de la luz del Sol. Empezó a soñar con los ojos abiertos, a ver el alma a través de la piel, a conocer de verdad a las personas y a veces estaba triste por lo que veía y lloraba, lagrimas con sal que cristalizaban y estallaban en mil trozos cuando llegaban al suelo. Él estaba asustado y Nadia no se daba cuenta de lo que estaba pasando, el chico empezó a pensar que estaba mejor como antes, con sus sentimientos mas simples pero tangibles y mas fáciles de descifrar. Él no quería la inmortalidad si esta tenía que ser tan dolorosa e incomprensible, ¿pero estaba enamorado de Nadia? La verdad es que lo estaba, pero no lo sabía y Nadia le había estado dando de su amor, de sus sueños, de su cielo de su mar. Ella lo hacia de forma natural ya que había nacido inmortal y lo seguiría siendo para el resto de la eternidad. Un día el chico le dijo a Nadia que no la quería volver a ver más, ella estaba condenada a estar sola porque nunca encontraría un inmortal con un alma como la suya. Y el chico desapareció para siempre el día que murió y su alma se desvaneció, ese día Nadia derramo la ultima lagrima de mar.
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