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Ante ti
Porque siendo tú la misma, eres distinta y distante de todos los que miran esa rosa de luz que viertes siempre de tu cielo a tu mar, campo que amo.
Campo mío, de amor nunca confeso; de un amor recatado y pudoroso, como virgen antigua que perdura en mi cuerpo contiguo al tuyo eterno.
He venido a quererte, a que me digas tus palabras de mar y de palmeras; tus molinos de lienzo que salobres me refrescan la sed de tanto tiempo.
Me abandono en tu mar, me dejo tuyo como darse hay que hacerlo para serte. Si cerrara los ojos quedaría hecho un ser y una voz: ahogado vivo.
¿He venido, y me fui; me iré mañana y vendré como hoy...? ¿qué otra criatura volverá para ti, para quedarse o escaparse en tu luz hacia lo nunca?
Carmen Conde
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