EL PIANISTA
Deja su alma en las teclas que acaricia, para invadir la mía con dulzura, se roba mis suspiros sin premura, latiendo mi corazón con albricia.
Su música me atrapa con ardicia elevándome al cielo su obertura, ciñendo con sus notas mi cintura amándome de forma subrepticia.
Se entrega en acordes con vehemencia, recorriendo mi piel con melodía y me besa con notas semifusas,
meciéndome en arpegios con candencia, su concierto me eleva, es ambrosía, transportándome al templo de las musas.
STELLA MARIS PEREZ ROMERO
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