PERDONAR, LIBERA
¿Quién no ha recibido una bofetada que no esperaba?
¿Quién no se ha sentido defraudado por un ser querido?
¿Quién no lloró alguna vez por un desplante de alguien en quien confiaba?
¿Qué hacer en esos casos?
Tenemos dos caminos:
Dejar que la bronca, el resentimiento, el dolor, la desilusión se apoderen de nosotros,
o poner todas nuestras fuerzas en positivo,
levantar la frente, sacudir el polvo de nuestros pies,
y avanzar con paso firme hacia nuestro destino.
Pero, para ello, primero debemos cerrar la herida abierta.
Y hay una sola forma de cerrar una herida del alma: el perdón.
El perdón es inocuo para el que lo recibe, salvo que exista arrepentimiento verdadero,
pero libera, restaura, transforma al que lo da.
Por eso, querida amiga, querido amigo,
si una traición, una desilusión o un gran dolor, hoy afligen tu alma,
perdona y experimentarás el alivio que estás buscando.
Solo vos, podés ayudarte.
Vamos, ánimo! Da ese paso y la felicidad volverá a vos!