En la actualidad, cuando se producen cambios profundos dados por los grandes descubrimientos de las ciencias en todos los órdenes, que cambian las imágenes y aún los conceptos que tenemos del Universo y hasta nuestro lugar en éste, la Revolución Tecnológica que arrastra y modifica todo género de cosas tras de sí, teniendo que crear nuevos conceptos, incluso morales para sustentarlos, etc. Entre estos procesos, impacta la relación de las personas entre sí y con su entorno, en el que se observa un fenómeno de desintegración que conlleva a una crisis, cuyas manifestaciones son múltiples y sólo por mencionar lo que nos interesa, más en el marco de la salud, señalamos la aparición de enfermedades que reemergen, después de haberlas controlado, y aparentemente vencidos los años hay otras que emergen con un poder destructivo sólo comparable al disfraz con que tratan de ocultarse. Este amplísimo marco limita la perspectiva de la salud, al que se añade el componente social. De lo anterior se desprende como nunca antes, la necesidad de estudiar, investigar, clasificar y exponer los fenómenos inherentes a la salud, para enfrentar consecuentemente los nuevos retos a los que estamos y estaremos sometidos. Así contamos hoy, a la manera de estímulo espiritual y motor del orgullo personal, con el Concurso Premio Anual de la Salud, convocado periódicamente por el Consejo de Sociedades Científicas de la Salud. Al acicate natural, que mueve a los hombres y mujeres de ciencia de la salud, se adiciona el orgullo de ver su nombre reflejado en el informe de balance, aunque la modestia y ética reprima esa manifestación de superioridad. Es loable que la Organización de Salud no se limite a reconocer los aspectos más relevantes de la biomedicina en sí, sino que se extiende dicho reconocimiento a investigaciones de las disciplinas que pretenden facilitar la mejor comprensión de los contenidos, cuáles son las humanidades y la pedagogía en su quehacer didáctico. Se observa con optimismo el futuro de la actividad referida, no sólo por las promesas que se vislumbran en el horizonte, sino porque se demuestra que, tanto las provincias como la nación se enrolan y triunfan en tan legítimo y ansiado propósito
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