Sueño o ilusión?
Había una vez un niño que se llamaba Pablo.
Era un niño normal, aunque no del todo.
El no dormía. Nunca dormía. Y por su culpa,
llamamos Ilusiones a los sueños y sueños
a las ilusiones.
Antiguamente, las ilusiones sólo las
teníamos estando despiertos y los sueños
mientras dormíamos.
Pero sucedió una gran tragedia.
Como Pablo no dormía nunca, el Sueño estaba
enfadado. Todas las noches, se quedaba a
vigilar al lado de la cama del niño,
esperando que diera una cabezadita y poder
meterse dentro de él. Pero pasaban los días
y el niño no se rendía jamás. La Ilusión veía
a Sueño a través de los ojos de Pablo y se
mofaba de él.
-Soy más fuerte que tú, Sueño. Vete a buscar
otro niño.
-No me moveré de aquí. Finalmente tendrá que
dormir y entonces me apropiaré de él y no
te volveré a dejar entrar.
Pasaba el tiempo y el sueño seguía
expectante, vigilando a Pablo día y noche.
Hasta que un día, ocurrió. La gran tragedia.
La Ilusión, cansada de haber trabajado mucho
ese día, decidió sacar la cabezita para
respirar un poco de aire fresco, y el Sueño,
que estaba alerta, la vió. Sin pararse a
pensar, la cogió por los pelos, y tirando
de ella, la sacó del cuerpo de Pablo,
quedando éste dormido al instante.
Cuando se liberó de la mano del Sueño.
la Ilusión ya no pudo volver a entrar,
porque Pablo dormía profundamente.
-¡¡¡¡Ríete ahora, Ilusión tonta, ríete!!!!
Ahora me toca a mí.- Y se abalanzó
sobre el niño. Pero la Ilusión, furiosa,
se interpuso entre ellos y cogiendo al
Sueño, se embarcaron en una feroz pelea.
Cada golpe que daba uno, era devuelto
por el otro. Todo estaba muy igualado.
Cualquiera de los dos podía ser el vencedor.
Entonces, los golpes comenzaron a
encrudecerse y de repente, debido a esos
golpes, la Ilusión y el Sueño, mucho más
frágiles de lo que ellos mismos pensaban,
comenzaron a despedir diminutas estrellitas
de colores. Millones de estrellas con luces
brillantes. Después. destellos de luces
fluorescentes. Cada vez más estrellitas,
más luminosas, más resplandecientes. Y poco
a poco el Sueño y la Ilusión se fueron
deshaciendo, convirtiéndose en destellos
luminosos y mezclándose, sin remedio, por los
siglos de los siglos.
Desde ese día, confundimos el Sueño con
la Ilusión. Soñamos estando despiertos
y soñamos con nuestras ilusiones.
-¿Y tù? ¿Sabes cuando lo que tienes es un sueño
o cuando una ilusión?
Porque yo, aún, lo intento averiguar.
D/R
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