No hay resquicio de mí que no sea tuyo.
Ni hay un palmo de ti que me sea ajeno.
Porque tú y yo somos una misma esencia,
con distinta manifestación y estado,
con distinta vibración y nota.
Una misma gota de agua
habitando simultánea en dos mares.
Somos una misma música
interpretada en distintos instrumentos.
Una misma pincelada
expresada con distintas manos.
Tu llanto brota en mis ojos
tanto como mi risa nace en tu garganta.
No necesito tenerte porque te soy.
No precisas poseerme porque ya me eres.
Sé que tú eres como eres
porque te necesito así
para que el juego de mi alma prosiga.
Sé que me necesitas tal como soy
para colaborarte en el camino
de cumplimiento de tu misión vital.
Luis Bueno - Coaching Generativo