"Cuando escucho que ciertos saberes (como la gramática, la música, la filosofía, la ética, etc.) están obsoletos o son accesorios a la vida "real" y no deberían entrar en los planes de estudio para favorecer, en su lugar, disciplinas útiles, prácticas, modernas y accesibles como los best sellers de auto-ayuda, de psicología popular o de divulgación científica (que contienen multitud de juicios morales y presentan arquetipos humanos como modelos de bienestar mental o realización humana, que no son moralmente asépticos ni puestos en cuestión o sometidos a crítica) y esto se acepta dogmáticamente, como todo "argumento de autoridad" que se precie. Entreveo un universo de diletantes, es decir, de ignorantes gravitando alrededor del ombligo del su propio dogmatismo"
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