El cerebro es un órgano demasiado limitado para acordarse de todas y cada una una de las cosas que percibe. Y por ello se ve obligado a recurrir a la abstracción; es decir, a conceptuar un prototipo de coche, mujer, hombre, casa o profesión que engloba, simplificando, toda la riqueza de variedades que ofrecen las percepciones individualizadas. El resultado es que nadie resiste a la comparación con el símbolo de mujer, coche o casa registrado en el cerebro. Y de ahí la frustración y la ansiedad generalizadas. El poder de abstracción que debería definir a la especie humana se convierte así en su mayor fuente de sufrimiento.
Eduardo Punset
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